El 25 de Noviembre, Día Internacional por la Eliminación de la Violencia Machista, se fijó en 1981, en el marco del Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe como un día para la concienciación y sensibilización acerca de la violencia contra las mujeres, en conmemoración de la muerte de tres hermanas activistas afrodominicanas conocidas como Las Mariposas: Patria, Minerva y María Teresa Mirabal que fueron brutalmente asesinadas el 25 de noviembre de 1960 bajo la dictadura de Rafael Trujillo Molina en República Dominicana, luchando por la libertad de su pueblo.
Como mujeres negras, africanas y afrodescendientes vivimos violencias patriarcales racistas que son silenciadas, invisibilizadas y menospreciadas por la sociedad y, en ocasiones, por movimientos activistas.
Ser mujeres afro supone que nuestra existencia y presencia en el espacio público sea cuestionada y señalada. Criminalizados nuestros cuerpos, expresiones culturales, racialización y crianza.
Nuestro dolor es tan cuestionado a nivel social e institucional (violencia obstétrica, ginecológica, administrativa, etc), como comercializado bajo un morbo vestido de aliado salvador.
A día de hoy, se siguen realizando detenciones por perfil étnico en España.
Vivimos un borrado de la memoria histórica de la población negra y afrodescendiente tiene en España, blanqueando cualquier capítulo en la historia que nos dé agencia como sujetas políticas. Borrado que impacta en nuestros cuerpos directamente hasta el día de hoy.
El fetiche y la hipersexualización a la que nos vemos sometidas desde niñas, orientadas al consumo masculino. El deseo de “lo exótico y lo salvaje” nos cosifica como dadoras de placer, significando en violencias racistas y patriarcales específicas, más directas y virulentas.
La externalización de la Frontera Sur como política promovida por los Estados miembros, trasladando las fronteras a terceros países, evadiendo su responsabilidad de garantizar los Derechos Humanos de personas desplazadas y migrantes.
Sumada a la criminalización del desplazamiento forzado de mujeres de países del Sur Global, donde una Unión Europea y un Estado español no entienden como razones suficientemente válidas para el refugio y el asilo, la violencia sexual y de género, la mutilación genital femenina, la trata, el aborto selectivo o el matrimonio forzado, entre otras violencias machistas.
Dentro de la Frontera Sur, la reapertura de los CIEs, el rechazo a la PNL de #RegularizaciónYa, la separación de sus hijas a madres migrantes y las trabas al acceso de nuestros derechos sexuales y reproductivos, son algunas de las grandes expresiones del racismo institucional. Un ejemplo de ello es el informe de febrero por el Relator especial sobre la pobreza extrema y los derechos humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Philip Alston, en su visita a temporerxs de Huelva y a trabajadoras del hogar y los cuidados en Madrid -dos de los tantos sectores ocupados mayoritariamente por personas migrantes en situación de precariedad y de explotación-. El relator afirmó que las condiciones de lxs temporerxs eran “inhumanas”, de las peores que había visto en el mundo, mientras que consideró que el trabajo de cuidados era un sector empobrecido, exento de la adecuada protección legal.
El respeto de los derechos humanos de todas las mujeres y la eliminación de la violencia machista solo será una realidad si forman parte de esfuerzos mayores de toda la sociedad por garantizar la equidad y la justicia social para todas las personas y el planeta. Las violencias patriarcales se entroncan en un denominador común de desigualdades de poder patriarcal y colonialista que privilegia en base a los ejes de género, raza y clase, rebajándonos a situaciones de opresión y discriminación estructural y sistemática que nos colocan como sujetos violentados y excluidos de los recursos y toma de decisiones equitativas. Nuestros cuerpos y nuestras vidas valen menos para el sistema en que vivimos y solo será posible una transformación real si se visibilizan todas las violencias múltiples e interseccionales que sufrimos las mujeres negras. Nosotras, colectivas afrofeministas del Estado español, nos unimos desde la comunidad y la sororidad para acuerparnos y sanar las heridas, avanzando en recuperar aquello que nos robó un cisheteropatriarcado racista y capitalista-colonial a quienes somos mujeres, migrantes, racializadas, lesbianas, trans, trabajadoras domésticas, psiquiatrizadas, madres y pobres.
Firmado a 24 de Noviembre:
Biznegra
RedAfrofem
GT Feminismos Negros CNAAE
Afrogalegas
Afrofem Koop
Lugo Mar
Mulleres Enredadas
Colectivo Sirirí: Mujeres Migrantes Creando
Fundación Tierra Patria
Colectivo de Prostitutas de Sevilla
Aída Esther Bueno Sarduy
Basha Changuerra
Afromurcia
