Tras la denuncia de la promoción de la práctica racista del blackface en la cabalgata de reyes por parte del Ayuntamiento de Málaga, designando al concejal Nico Sguiglia de Podemos como encargado de llevar esta práctica, el sábado se notifica por parte de este partido que finalmente serán hombres negros los que se autorrepresentarán. Las infancias afros podrán disfrutar este año de la cabalgata sin ser violentadas, al menos en la cabalgata principal de la ciudad.

Nos alegra que la presión civil esté empujando a acabar con estas prácticas, sin embargo, no podemos obviar la falta de políticas antirracistas en esta ciudad (especialmente desde las instituciones):

La falta de integración del antirracismo en la práctica política es fácilmente reconocible en el anuncio de Podemos Málaga, pues el borrado de la identidad cultural de los hermanos cuando dicen “ya son prácticamente malagueños”. “Que el rey Baltasar sea una persona negra es un motivo de alegría, una declaración de intenciones que aporta sentido a esta fiesta: representa la igualdad en la diversidad, ser diferente es lo que nos hace iguales”, estas palabras del coordinador de CEAR sumadas a las de Nicolás, demuestran la visión paternalista y eurocéntrica que sigue permeando sobre los cuerpos negros, pues continuamos siendo mostradas como un complemento en la mesa para demostrar lo supuestamente abierto que se es y bloquear desde la moralidad cualquier acción política.

Que una persona negra encarne a Baltasar, no representa la igualdad en la diversidad, es un acto de reparación de un espacio que constantemente las personas blancas han ocupado en una forma más de reafirmar su racismo. Mientras que estas lecturas y voces aparentemente buenistas sean las que se prefieran en.

Pero esto no deja de ser un síntoma más de lo alejados que están del antirracismo aquellos que se enfunden de diversidad para apagar, y negar, cualquier tipo de discurso crítico y situado de los cuerpos migrantes y/o racializados.  Y recalcamos el síntoma, pues esto lo vivimos con la violencia de quienes se quieren fotografiar con nosotras (cuerpos negros) para mostrar lo diversas que son, pero sus programas están (casi) completamente vacíos de contenido antirracista (recordamos que las políticas de integración no dejan de ser excluyentes y marginalizadoras) o se dirigen a nosotras con exigiendo y agresividad, pues su blanquitud ha sido señalada.

Por último, silencio por parte del ayuntamiento ante el anuncio, nos hace mantenernos en nuestro posicionamiento original, exigiendo que el Ayuntamiento de Málaga se comprometa con la comunidad negroafricana y afrodescendiente a no volver a promocionar estas prácticas racistas, entre otras muchas que se dan en la ciudad por parte del consistorio.

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