Las mujeres y feminidades negras, afrodescendientes y negroafricanas que resistimos con nuestras existencias en un Reino de España que violenta, aisla y borra (política, metafórica y literalmente).
El cuerpo de las feminidades negras se aisla por las lógicas capitalistas y racistas de las políticas de representación, de la excelencia negra, del yo “Negra” individual, egoísta y cegado por la agenda feminista blanca de la habitación propia.
El cuerpo de las feminidades negras se borra cuando tiene que poner el cuerpo, mente y energía en responder, educar y sostener a las compañeras no-negras. El cuerpo de las mujeres negras se borra cuando en la agenda antirracista no están los feminicidios raciales, cuando las cuestiones de género son cosas de mujeres y no se trabajan. El cuerpo de las mujeres negras se borra cuando entre nosotras no nos vemos como hermanas a las que escuchar, sino a las que cargar y exigir.
Y lo más importante, y grave, el cuerpo de las mujeres negras se borra cuando se le impide accionar políticamente de manera colectiva (con un prisma comunitario) y la aspiración que lo máximo que podemos desear es ser la única negra en un espacio de ( o con) poder. ¿Pero acaso queremos ese poder? ¿Ese poder que viene de explotar y violentar los cuerpos y vidas de otras hermanas? ¿Ese poder que nos dice que sólo “cabe” una? ¿Ese poder que es el que nos estrangula a nosotras mismas?
Durante el 30 de septiembre y 1 de octubre estuvo resonando constantemente Audre Lorde, como acertadamente trajo a la mesa Esther Mayoko esta cita:
“Estar juntas las mujeres no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres gay no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres negras no era suficiente, éramos distintas. Estar juntas las mujeres lesbianas negras no era suficiente, éramos distintas.
Cada una de nosotras tenía sus propias necesidades y sus objetivos y alianzas muy diversas. La supervivencia nos advertía a algunas de nosotras que no nos podíamos permitir definirnos fácilmente, ni tampoco encerrarnos en una definición estrecha… Ha hecho falta cierto tiempo para darnos cuenta de que nuestro lugar era precisamente la casa de la diferencia, más que la seguridad de una diferencia particular.” (1982), Zami: A new spelling of my name
Y es que podríamos decir que, los feminismo negros tienen que romper con las lógicas capitalistas de las políticas identitarias para poder atender a la necesidad y urgencia de la lucha que heredamos de nuestras mayores y ancestras: accionar políticas comunitarias para transformar la sociedad.




